Revista "El Guardián", 30/8/2012 |
Hoy me voy a salir del trazado natural de este espacio. Más que nada, por la indignación que me provoca la imbecilidad ajena. Esa que es gestada al comportarse estúpidamente cuando se podía dar lo mejor de sí.
Hay un pasquín,
de nombre “El Guardián”,
con veleidades de publicación periodística. En la realidad se asemeja mucho a
la revista Noticias (colmada de trascendidos, rumores y presuntas
investigaciones) aunque sin las balancitas.
Entre sus
secciones hay una que se llama “Siempre libros”, que contiene reseñas
literarias, de tamaño tan escaso como el ingenio de su título. Allí hay una
columna de nombre “No leas este broli” (sic), donde alguien se dedica a
descuartizar arbitrariamente un libro. La columna nunca va firmada; no hay
siquiera iniciales o un seudónimo. Está la piedra pero no aparece la mano.
No es novedad
que se critiquen libros apenas pasando un par de hojas o leyendo la contratapa,
pero esto es distinto. Salvo calificar a la novela como “insoportable”, el
verdugo derrocha tinta insultando al autor en vez de criticar la obra. Las
acusaciones caen sobre Nicolas Barreau, como si hubiera redactado él mismo la
contratapa y la editorial (Planeta) no tuviera injerencia alguna. Y salvo aquel
adjetivo, no se dice otra palabra acerca de "La sonrisa de las
mujeres". ¿No era que la columna se llamaba “no leas este broli”?
Sobre el resto
de la crítica y su visión grosera, pedante y altanera no hay mucho más para
decir. Una opinión puede describir, explicar y echar luz sobre el objeto de su
análisis, pero por sobre todas las cosas define al crítico.
El día está precioso, me voy un rato. Buenas tardes.