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sábado, 1 de septiembre de 2012

Ripio

Revista "El Guardián",  30/8/2012

Hoy me voy a salir del trazado natural de este espacio. Más que nada, por la indignación que me provoca la imbecilidad ajena. Esa que es gestada al comportarse estúpidamente cuando se podía dar lo mejor de sí.
Hay un pasquín, de nombre “El Guardián”, con veleidades de publicación periodística. En la realidad se asemeja mucho a la revista Noticias (colmada de trascendidos, rumores y presuntas investigaciones) aunque sin las balancitas.
Entre sus secciones hay una que se llama “Siempre libros”, que contiene reseñas literarias, de tamaño tan escaso como el ingenio de su título. Allí hay una columna de nombre “No leas este broli” (sic), donde alguien se dedica a descuartizar arbitrariamente un libro. La columna nunca va firmada; no hay siquiera iniciales o un seudónimo. Está la piedra pero no aparece la mano.
No es novedad que se critiquen libros apenas pasando un par de hojas o leyendo la contratapa, pero esto es distinto. Salvo calificar a la novela como “insoportable”, el verdugo derrocha tinta insultando al autor en vez de criticar la obra. Las acusaciones caen sobre Nicolas Barreau, como si hubiera redactado él mismo la contratapa y la editorial (Planeta) no tuviera injerencia alguna. Y salvo aquel adjetivo, no se dice otra palabra acerca de "La sonrisa de las mujeres". ¿No era que la columna se llamaba “no leas este broli”?
Sobre el resto de la crítica y su visión grosera, pedante y altanera no hay mucho más para decir. Una opinión puede describir, explicar y echar luz sobre el objeto de su análisis, pero por sobre todas las cosas define al crítico.
El día está precioso, me voy un rato. Buenas tardes.



Actualización 06/09: La crítica barata del mes


Hoy: La sonrisa de las mujeres, de Nicolas Barreau
Por Cornelio Vázquez, ufólogo

Ayer abrí mi edición de El Guardián y hallé una ingeniosa reseña del libro "La sonrisa de las mujeres", de Nicolas Barreau. Con los mismos argumentos y similar inteligencia me atrevo a ampliar los conceptos del anónimo crítico.
Leyendo el título solamente, este escriba nota el interés de Barreau por la literatura romántica, por la felicidad, la algarabía y la dicha que derrama un grato rictus femenino. ¡Quién fuera tan dichoso de merecer uno!
Sin embargo, es un concepto que suena demasiado trillado. Este muchacho, en vez de narrar sobre un sorprendente avistaje en los cielos de la bella Venecia, elige –supongo– hacer lo de siempre: contar una historia de amor. Asistimos, entonces, a los vaivenes de una relación entre una señorita y un muchacho en aquel archipiélago. Que sí, que no… la histeria del amor, las dudas y las desesperanzas se hacen carne en el relato, mientras aguardamos ansiosos una abducción o un encuentro cercano de cualquier tipo que nos quite la modorra.
Más adelante se suma el interés de un gondolero de bigotes finitos, quien confesará su amor por Vitaly (creo que se escribe así), generando un curioso y competitivo triángulo; los roles se invierten y es Vitaly (lo busqué en Google, ¡es así!) el objeto de deseo, el buscado.
La historia madura y se produce un encuentro entre los involucrados –Francesca, Luigi y Vitaly– que conectará sus corazones, marcando a fuego el curso de la relación. Esa línea, que la tomé prestada del sitio web de la editorial, suena muy linda, aunque infiero que anuncia una escena de sexo entre los tres, una circunstancia escandalosa y concupiscente que será la que inspira el nombre del libro, y que por supuesto venderá bien.
En resumen, el libro, aunque cálido, es algo largo y aburrido, y podría valerse de elementos poco habituales, como un romance con un extraterrestre, o un dinosaurio, que instalen la sorpresa en el lector.

2 comentarios:

Pato dijo...

Bueno, me hiciste reír con ganas.
Hoy tengo unas ganas de descuartizar críticos que ni te cuento!!!
Yo creo que los críticos ejercen de tal, porque se mueren por hacer lo que critican y no les sale, entonces envenenados de amargura, van y matan a un músico, a un escritor o al que se les cruce en el camino.

No he leído ni al escritor, ni sabía de este libro, pero la crítica ha sido tan absurda que me despertó el interés contrario "si leer este broli"
O sea, lo mata porque es un plomo la novela, o porque le parece una imbecilidad lo que dice la contratapa?

Hay veces Pablo que no entiendo nada. A mi también me tienen harta los escritores que toman la pose de estrellas, para qué te voy a mentir. Los veo. Pero si vas a escribir una columna en una revista, haciendo una crítica, poné tu nombre y hacete cargo, tanto como el escritor que publica un libro con su nombre y que se expone a que la crítica lo despelleje o lo adule, yo qué se...

Ya te digo hoy ando con los "patos" volados justo por este tema y justo vengo y leo esto y ¡¡¡¡puuummmm!!! exploté ajjajajja!!!

Un abrazo, paso a los cinco minutos de odio ;)

Pablo dijo...

La revista llega a mis manos con frecuencia. Entiendo la columna como "humorística", pues "evalúa" libros de categorías diversas: desde interpretaciones del tarot de Marsella hasta un diccionario de neologismos creados por su autor.
En este caso cobró una novela. La reseña no me pareció graciosa ni divertida, se me hizo exageradamente forzada, agresiva e injusta.
Tu comentario me dio una idea, Pato... Pronto la publicaré.
Besos